“1.1 Univers”
¿Se trata de un once? Mirándolo bien son dos unos separados por un punto. Lo interesante es cogerle el punto. El punto y seguido, los suspensivos… El punto y sus partes. Uno + uno son dos. Por alegrías. Uno punto uno punto es el principio de lo irrenunciable. Uno y uno, ecuación y devoción, ¿pasión? Matemática de longitudes y latitudes en el poliedro que inmiscuye la casa y el estudio, el jardín entorno. Una secuencia de la suma —el rito y el verano— , que en su cuarta edición reúne en Calima’RT a once artistas del valor sin dimensiones mirando mejor y bien, despertando el ser a los sentidos en la música mundana.
Y si aquí están los unos, ¿dónde están los otros? Pues también están. Dicen que siempre es más recomendable hablar de los otros, y que si lo haces, sea a partir del yo, en el punto de la madeja universal cuando deja de ser ovillo.
Al parecer, el dato científico es que esta exposición se inaugura el 15 de junio, en CalimaR’T, cocinada por la artista alsaciana Deva Sand, sabiendo, no obstante, que el tiempo no existe. Ah, y un añadido del cyborg: la versión 1.1, en lenguaje computador, es que se trata de un sofware fiable. Porque las x.o tienen errores. Pues, arriba las updates, Save the date. “1.1 Univers” en un espacio de conocimiento donde el cambio de conciencia. Desde la receptividad y lo creativo. Entre los arquetipos y la magia, la transmisión y la confianza. La intuición, nada de comprensión. El toque sanador entre los principios y las profundidades, las pies y los manos.
Un único verso de naturaleza armónica. La unidad y la igualdad con la diversidad por sobre. Las velas sincrónicas. El viento en Sí, sostenido, en clave de Fa. El detalle está en el punto que los divide o los une de forma indivisible, que lo ilimitado está hecho de sus supuestos opuestos.
El mar en la cocina. Palmeras, con sus cocos, en la “movie room”, esa habitación con vistas a la que el visitante llega al principio, si viene por Trotamundos; al final, tras atravesar la sala blanca, la fábrica de sueños o el balcón, viniendo por la playa. Y es en la intemperie donde está la puerta de esta exposición, con vistas al mar. Ala Sureste. Miradas sobre la realidad unidas dentro del Observatorio de los Sentidos.
Un cosmos salpicado de grama. Las fotos están tomadas con pinzas. La poesía se fotografía, la pintura es cerámica y la escultura, la arquitectura de la crónica cuando te mira. Y animales que responden, la música clásica es para todos. Hay cápsula de bombeo. Y diálogo, entre la vida y la muerte, cómo no. Cuadros de mármol negro y flores en las rotondas, y lagos. Y un viaje, “la historia y el pasado a fuego y resistencia en una vida detenida en el tiempo por necesidad y por lucha”. Y fuego encendido en la alcoba, esas vidas del arte póvera.
Hay un paseo del olfato, el árbol de los deseos, un puerto de conexión, que proyecta una idea al espacio. Aquí se trata con la naturaleza y el esperanto, el reflejo es blanco y se mira con la raíz por los ojos, con hilos rojos, que bailan al viento. Arena de duna y Flora. Plantas de arenales, embrionarias, móviles, en la frontera donde resurge la vida y la ballena saluda. El lugar universal del germen en la tarea de cada artista, sagrado en sus bellas artes. Una extraterrencia en vida con cerezas de postre. Y el eje, un huevo de cristal con burbuja de aire en su interior. El origen, que diría aquél. Arriba y abajo es lo mismo como una pequeña vibración. Perdón, variación. Porque hablamos de la exposición “1.1 Univers”, que es como decir, artículo 1: Los hombres (personas, animales y cosas) y las mujeres, nacen y permanecen libres e iguales, también en derechos, o cuanto menos aún los vericuetos. Las distinciones sólo pueden ser acorde de la música común de corazón limpio.
-¿Y de menú?
-Quiches veganos.