Estrasburgo, centro y frontera.
Durante varios siglos constituyó uno de los puntos calientes de Europa. Ubicada en la margen izquierda del Rin, Estrasburgo ha sido históricamente objeto de deseo para alemanes y franceses y no fue hasta el final de la Segunda Guerra Mundial cuando se confirmó definitivamente su dependencia de París. El sufrimiento de su población, derivado del conflicto y continuo cambio de nacionalidad, fue recompensado a finales de los años cuarenta –al menos de forma simbólica– con la elección de la capital de Alsacia como sede de las entonces nacientes instituciones comunitarias. Hoy el Parlamento o el Tribunal Europeo de Derechos Humanos son dos de los hitos del nuevo barrio que se extiende en torno al Parc de l’Orangerie. Pero la ciudad del río Ill tiene otros dos grandes focos de atención: dos distritos declarados Patrimonio de la Humanidad. El primero es La Grande Île, isla fluvial donde se asienta el centro histórico medieval con sus pintorescas casas de entramado de madera y una enorme catedral gótica. El segundo, Neustadt, la nueva urbe levantada para conmemorar la victoria teutona en la Guerra Francoprusiana de 1870. En este paseo sonoro por Estrasburgo contamos con Maxime Boniface, cofundador de la empresa de alimentación vegana Väcka; los guías oficiales de Alsacia Iván de la Torre y Frédéric Zieger; la artista estrasburguesa Deva Sand; y Alice Kindmann-Martin, escritora de Lonely Planet residente en la ciudad.
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