CALIMA’RT 2023
Proyecto comisariado por Deva Sand en el Centro Calima
“La locura lo cura” cuenta una historia sobre la valentía. Un relato sobre el no miedo a aventurarse fuera de la zona de confort y traspasar la frontera de lo conocido para explorar lo no convencional. A veces, la curación requiere desafiar patrones de pensamiento y comportamiento, que nos mantienen atrapadas en situaciones complejas. Salir de la zona de confort implica esforzarse en cambiar los mapas mentales para adoptar nuevas formas de pensar y actuar al margen del juicio ajeno.
El título de esta exposición colectiva está inspirado en el libro que escribió el chamán urbano Guillermo Borja (1951-1995), psicoterapeuta mexicano pionero en los años ochenta por su experimentación con psicotrópicos. El terapeuta creó su propia corriente de trabajo “revolucionario” y confrontativo.
Detenido por organizar ceremonias de inspiración indígena con plantas alucinógenas, Guillermo estuvo recluido durante 4 años. En ese tiempo, logró convertir su destino en prisión en un camino de autoconocimiento. Su trayectoria como psicoterapeuta le valió una invitación para hacerse cargo del pabellón de psiquiatría de la cárcel. Tardó un mes en adentrarse en el recinto. Una vez dentro, dedicó su condena a la rehabilitación de 72 reclusos peligrosos y dementes. Fue una cruzada heroica.
Esta exposición quiere ser un recordatorio de lo que somos capaces de hacer, tanto para nosotros mismos como para los demás, una manera de bucear con coraje en lo más honesto de nuestro Ser.
Calima, como centro de crecimiento personal, cumple este año la octava edición de su Festival de Arte Contemporáneo Calima’RT. En esta ocasión, se invita al huésped a viajar a través de metáforas visuales hacia un lugar llamado “autenticidad”. Un testimonio de libertad y valentía creado por artistas que comparten su investigación creativa en este espacio de sanación.
“La locura lo cura” propone un viaje de introspección, guiado por los maestros que imparten sus retiros en Calima, y arropado por obras liberadoras y audaces que nos recuerdan que la vida es “La Gran Aventura” que empieza dentro de cada uno, especialmente, cuando nos atrevemos a abrazar la autenticidad y escuchar al instinto, sin que importen los estereotipos sociales. Una actitud que se deshace de la presión y abandona el temor al juicio.
Este logro es un desafío existencial, pero también es una puerta hacia una experiencia vital más auténtica, significativa y enriquecedora.
PATROCINADO POR
La cura de la locura
Texto de Isabel Pérez
En una sociedad en la que, como decía el político aquel, quien se mueve no sale en la foto, los locos no tienen cabida: dan miedo, son imprevisibles en sus acciones o su oratoria, en su implacable sinceridad, y eso desconcierta tremendamente a su entorno.
La resiliencia es otra característica de los locos, aquello que Nietzsche comentó de que lo que no te mata te hace más fuerte. La locura implica sobreponerse a estados mentales que, en muchas ocasiones, las personas que la sufren son incapaces de controlar. Una vez superados, su fortaleza es innegable. Volvemos a establecer un paralelismo con los artistas: en su obcecación -¿enfermiza?-por la creación a través del arte, ya sea la pintura, las escritura, la danza o la performance, por citar unas pocas disciplinas, las y los artistas son capaces de malvivir, subsistir, caer, levantarse, recomponerse y perseverar. Cuentan con una energía que raya en la locura. Y es que ya hace dos mil quinientos años Aristóteles especuló sobre la relación entre la locura y la genialidad, y el vínculo por el cual una no podía vivir sin la otra.
En La locura lo cura la comisaria, Deva Sand, reúne un grupo muy variopinto de temperamentos que van aportando su propia definición de locura. La línea grafitera de Alejandra de la Torre nos insta a vivir cada momento de forma intensa, “perdiendo la cabeza”, aunque esa intensidad pueda hacer daño por momentos; pinturas acrílicas en las que se acumula sobre todo la memoria personal, objetos, animales y personajes que pasaron por su vida y supusieron un antes y un después. El ahora, por el contrario, lo trae de la mano el categórico y vehemente You, de Pol Coronado, un grito, una llamada de atención, un Tu que es yo y todos nosotros, para reflexionar sobre la reutilización y el reciclaje, una puerta de salida a una sociedad consumista y egocéntrica, y una puerta de entrada hacia una zona mínima de confort que pueda llegar a todas las personas.
La pintora, escultura y escritora Leonora Carrington es el personaje elegido por Elia Torrecilla para indagar sobre el surrealismo, los sueños y el sinsentido, o aquello que algunos opinan que está desprovisto de sentido, y lo hace a través de una performance que transita entre la cordura y la locura.
Dicen que en el pecado está la penitencia. El gratificante pecado de Javier Carpintero es apropiarse de la pintura de los Maestros del Barroco con el objeto de diseccionar, manipular y dar una relectura a todo aquel excesivo tenebrismo plagado de santos, mártires, sacrificios, pecadoras, dolor y arrepentimiento. Y si el pasado es la obra de Carpintero, la ciencia ficción, la iconografía futurista, seres llegados de otras galaxias que pudieran invadir nuestro pequeño planeta es la particular locura en la que Lorena Amorós se adentra con la intención, en palabras de la artista “crear una distopía”, una imaginada sociedad subyugada por un poder totalitario que encuentra similitudes con la sociedad actual.
Entre las características encontradas como propias de la locura -y sin duda de los artistas- consta la empatía, ese ponerse en el lugar de la otra persona, experimentar lo que la otra piensa, cree o siente. Así, mientras Monique Bastiaans invita a canalizar cualquier emoción negativa, como pueda ser el miedo, la frustración o la insatisfacción a partir del simple gesto de cerrar la mano en un puño y entonar un “basta!”, la invitación de Raquel Lorca la realiza a través de cuestionar el lenguaje y todas aquellas expresiones insultantes, humillantes y vejatorias en un juego en el que confrontemos las palabras, las cuestionemos y las reconvirtamos en positivo. Esa empatía reconocida en las artistas es evidente en la recopilación de fotografías titulada One way, de Ilaria Panci, con la que nos acerca una pequeña muestra de tradiciones, paisanos y folclore de territorios muy lejanos cuyas culturas muchos de los espectadores apenas conocemos y que, a priori, rechazaríamos por puro desconocimiento.
¡Qué mayor locura la del paladar!, ese sentido del gusto, olfato, vista y tacto que viene precedido del ritual de mezclar ingredientes, cocinarlos con esmero, cuidado y tiempo, sazonarlos y especiarlos para incrementar los sabores y exhibirlos a modo de ordenado puzzle de formas, aromas y colores. Ese ha sido el cometido de la chef Black Rabbitt.
Al documentarnos sobre la locura, tema de la exposición La locura lo cura con la que el centro Calima, en su octava edición, nos sumerge un año más, hemos encontrado especialistas que la describen utilizando un símil automovilístico, como un coche de carreras en el que se gana la carrera si se es capaz de sujetar los mandos, de dominarlo. Una vez logrado, el piloto es imparable. Deva Sand, artista y comisaria de esta muestra, nos recuerda la importancia de creer en uno mismo, la capacidad que cada uno de nosotros tenemos para aceptar retos y resolverlos, “bucear con coraje en lo más honesto de nuestro ser”.
La locura es la fuerza de todas ellas.
El miedo y el arte. Desarrollar nuestro propio suelo.
Texto de Mireia Simó Rel
Decía Joseph Zinker, terapeuta Gestalt, que la creatividad es un acto de valentía. Para mí, una persona valiente no es la que no tiene miedo. Es una persona que siente el miedo y lo sostiene, que se atreve, que expresa, que se escucha y no se paraliza.
Porque el miedo nos habla de peligro. A veces real y muchas veces construido y experimentado en relación con otras personas. Tenemos miedo de que no nos quieran, de que nos abandonen, de que nos juzguen, de que nos rechacen. Miedo a no ser suficiente para alguien, miedo de lo que pensaran, de sentirnos inadecuadas, de no ser perfectos, de lo que dirán. Miedo a la soledad, a no ser capaz, a herir y a sufrir.
Un miedo que solemos poner fuera cuando en realidad, en muchas ocasiones, tiene que ver con lo que hacemos con nosotros y nosotras mismas. Porque a más juicio interno más juicio externo, y más miedo de ser juzgados. Cuanto menos nos queramos más miedo de que no nos quieran. Y cuanto más daño nos hacemos más miedo de que nos lo hagan. Así va. Y entonces, a veces vemos el mundo peligroso y no somos conscientes de lo que construimos desde dentro. Seguimos pensando que todavía, siendo personas adultas, necesitamos protegernos de aquello que era peligroso en nuestra infancia, y no nos damos cuenta de que ya no. De que ya no somos tan vulnerables como entonces. Se nos olvida actualizarnos y contactar con nuestros recursos internos y nuestro crecimiento.
Y es que cuanto más nos permitimos expresar, menos miedo experimentamos. Y cuanta menos pelea interna y más amabilidad con nosotros y nosotras mismas, percibimos el mundo como un lugar más seguro.
Somos seres sociales, nos necesitamos mutuamente, el encuentro, el vínculo y experimentar seguridad emocional es algo vital, una necesidad básica como decía Bowlby, en su Teoría del Apego, y al mismo tiempo, es en las relaciones donde más nos conflictuamos y donde más sufrimos.
Darnos cuenta de lo que tiene que ver con nosotras y nosotros mismos, ser conscientes de cómo contribuimos a nuestro sufrimiento y al de las demás personas es lo que nos facilita responsabilizarnos afectivamente y cuidar así nuestra salud mental, y la de las personas con las que nos relacionamos.
Subir el volumen de nuestro mundo interno nos facilita ser más conscientes de lo que necesitamos expresar, y cuando expresamos le estamos dando forma a algo de dentro para sacarlo fuera. Y así vamos elaborando lo que vamos viviendo, y así vamos creciendo.
De esto va también el arte, del lenguaje expresivo. Y desde esa concepción del arte como posibilidad de la transformación social, de sanación y de crecimiento personal entiendo yo esta exposición. Los artistas de este año transmiten valentía, reflejan ese autoapoyo suficiente para dar rienda suelta a la creatividad. Para conectar con la autenticidad. Para dar forma a lo de dentro y darle una salida. Sin miedo, o sosteniendo el miedo. Con vergüenza o sin ella. Artistas que se atreven, que no se frenan, que se exponen, que comparten, que crean contactando con su fondo y haciendo figura lo que desean transmitir.
Siempre me fascinó conocer el mundo interno de las personas, acompañarlas en ese descubrimiento, comprender la historia personal, encontrar un sentido, resolver los bloqueos que nos impiden avanzar y crecer, y al mismo tiempo escuchar lo que me resuena por dentro en cada encuentro.
Y siempre me fascinó contemplar el arte con esa mirada hacia la introspección. Empaparme de cada obra y contactar con lo que se mueve en mí. Y desde ahí es desde donde os invito a explorar esta exposición, desde sentir las obras, y darnos cuenta de lo que se nos mueve y cuánto de lo que proyectamos tiene que ver con nuestra historia.
Una invitación para bailar con lo de fuera mientras que, al mismo tiempo, miramos dentro. Para desarrollar esa conciencia que nos facilita, entre otras cosas, conocernos, crecer y desarrollar nuestro propio suelo en el que nos apoyamos para sostener el miedo, la tristeza o la alegría. Para quedarnos a sentir, desarrollar la sensibilidad, escuchar nuestro fondo y despertar nuestra creatividad, dando forma a lo que surge de dentro para sacarlo fuera. Eso es ser valientes. Saber sostener el contacto con nosotras y nosotros mismos y con los demás, saber pararnos ahí a sentir, a experimentar y a crear, en vez de vivir huyendo del miedo y evitando la vida.
Guillermo de Borja, en su libro La locura lo cura decía que “Vivimos en una sociedad enferma. Basta considerar sólo dos síntomas: la insatisfacción y la incapacidad de vivir en paz. Intranquilidad en lo elemental. Todos los valores predisponen a la enfermedad. El éxito se logra a través de la negación de los actos”. Y yo añado, y eso es justamente lo que nos enferma, la negación de nuestras emociones. Elegir el camino de la salud, es dejar de negarnos a nosotros y nosotras mismas. Es vernos, apoyarnos, encontrarnos, y seguir creciendo.
Por las ramas / salto de eje
Texto de Maria Tomàs Garcia
La locura lo cura. La cama… come. La droga mata… y la mata, droga.
No te niegues a la sabiduría que encierra su gracia. Ninguna está preparada para la tormenta cuando el oleaje de los cielos llueve cristales sin las promesas.
Divinidad de la isla valiente, alíate en los archipiélagos y sumérgete como los árboles madre de la tierra, mientras los robles caminan peregrinos.
Disculpen los lugares comunes. Y los no domesticados. Es la sanación traicionera de la palabra y sus renglones fragmentados.
Elemental es el querido Freud. Y seguro que hoy también ha venido el doctor Livingstone, supongo. Todo irá bien, Jean-Luc, Pierrot el loco y la China é vicina incluidas.
Sal por tu piel, privando el delicioso juicio con los trozos de corazón esparcidos.
Desmídete y considera lo anómalo, porque es cotidiano.
Desinhibe el absurdo entorno a lo vivo y lo vivido. Y atina, aun cuando lo intermitente, lo constante, lo agudo y lo sordo.
De mente chalada, desata las cuerdas, tú, que en performances buscas romances que deshilachen la corrección uniforme.
Basta.
No temas la estrella. Y TÚ, que no tienes la culpa de ser tan feliz, disfrutarás de la inmersión del naufragio.
Porque no es la maldición, sino la promesa del espíritu.
No guardes silencio .… … … shhhhhhhhh … … …, que escuchando se entienden las gentes … … … contra la trampa de lo definitorio.
Y es que cuando se pierde la cabeza se perciben mundos. Y es que, para un texto rodeado del arte seleccionado para la ocasión por la comisaria alsaciana Deva Sand, no queda otra que acudir a Marconi y sus ondas electromagnéticas: La carga dramática. La imagen conceptual. El contexto físico. La transmisión del sentimiento. La valoración…
Lo máximo…es cuando el silencio se gana. Amar al enemigo: lo más revolucionario.
Modesta es la fantasía de la potencia cuando se busca la capacidad de reflexionar mientras se derrama la obligación diaria.
Hay quien no se pone nunca los zapatos. Hay quien muere con las botas puestas. Que no pase desapercibida la elevación en las tardes de felicidad relativa.
Quien se quiera salir del paseo lo puede hacer en todo momento, ya lo saben.
¿Un poco de arsénico por compasión? ¿Si te doy mis ojos, Juan el del oro nos contaría su secreto?
Ya hace rato que está siendo Now el Apocalipsis ahora que el mundo se ha vuelto pequeño, mientras la anatomía vuela del nido y, decúbito supino, se ve un resplandor entre las franjas. Lo que a veces es destello en la noche oscura tiene un nombre y se llama misil. Otras noches canta el pájaro.
En un lugar de los átopos de cuyo nombre nunca se hizo Welles, Orson aclararía que un átopo es ese átomo que se quedó sin jugar, sin lugar, desubicado, y que se entona en recóndita armonía sin que nadie le quite la gloria del intento. Difícil averiguar cuál es el no lugar mental que ocupa la oración en su sintaxis.
“Colores, dame colores, para pintar las cosas, aunque ninguna iguale, el de tus ojos y el de tu carne. Tú eres la pila, que alimenta mi linterna, que alumbra los caminos pa que el amor nunca más se pierda.…” Son los mártires del compás, al pelo para que las bellezas del camaleón se fundan y las confunda. Un arrebato, Zulueta, y la psiquiatra se desconcierta cuando canta el Soprano.
¡¡¡Jerónimooooo, que vienen los japos!!! Salta el eje, salta el eje, y regala las múltiples perspectivas para un montaje. Míralo todo bien, que decía mi abuela. Bien por Ozu, Yasujirō. Ozú, Oshú. Bien por mi abuela. ¿Mejor que utilizar el uni-verso con la noble excusa de no confundir?
Mira quién narra el relato. Son las lecturas la que lo curan, al relato.
Y así, sólo una mente maravillosa ha podido idear los ideales encuentros que hoy estamos teniendo aquí, en el 8º Festival de Calima’RT de logística vegana.
Disfrutemos de las colgadas, las piezas de arte, se entiende, y de los circunscritos a la materia que desafían el volumen. Gocemos del aire libre que nos depara la chamana a los postres, y degustemos aquello que la naturaleza regala de significativo para la cura. Mientras vamos, vayamos, cimbrando. Porque volveremos todavía como pañuelos volando por el horizonte, avanzando para perder el equilibrio y dialogar con la proporción en nombre de la amistad y la cálida mañana que depara el día.
Gracias por su visita.
El loco, ¿acaso es el cuerdo?
Texto de Paloma Salvador
Según la definición de la RAE, la locura es la privación del juicio o del uso de la razón a la hora de actuar. También se refiere a un gran desacierto o despropósito. Pero, ¿no es acaso así cómo vivimos la gran mayoría, con desacierto y despropósito?
Peor aún, el despropósito es tan profundo que se ha generado una confusión mental en la que los locos se consideran cuerdos y someten a la sociedad a unas reglas supuestamente morales y éticas que son el fruto de este trastorno. Y todo nos empuja a seguir estas reglas. Y si enfermamos (cada vez hay más enfermedades mentales y a más temprana edad), entonces nos proponen infinitos remedios para ‘sanar’.
Recuerdo esta frase de J. Krishnamurti que decía que adaptarse a una sociedad enferma no es saludable. Por lo tanto, si reconocemos que nuestra sociedad y sus reglas del juego son de hecho poco saludables y destructivas, vemos que seguirlas es un síntoma de locura.
La sociedad actual y sus normas están llevando a la humanidad a un conflicto crónico que no parece tener solución. Están los conflictos entre seres humanos, familias, vecinos, países, amigos, colegas, etc. Luego está el conflicto con el mundo que nos rodea a través de la sobreexplotación del planeta, el conflicto con los animales que solo usamos a nuestro antojo y, por fin, el conflicto de uno consigo mismo, el más sutil y mayor de todos. Y estos conflictos surgen cuando seguimos las supuestas reglas cuerdas, las nuestras propias y las establecidas por los que son bien vistos y respetados, los profesionales, los que saben.
Por lo tanto, la simple observación de cómo vivimos DE HECHO nos tiene que invitar a cuestionar si no habría que ser más loco y menos cuerdo, porque de repente los que actúan con gran desacierto o despropósito (el conflicto y el sufrimiento son grandes despropósitos), son los considerados CUERDOS. Así, si ser loco a ojos de la sociedad es rechazar este evidente sistema de despropósito, quizás esta sea la opción más saludable.
Pero no parece que nos demos cuenta de esta contradicción, de que ser cuerdo en esta sociedad y aceptar sus reglas, es estar completamente loco (por definición de la RAE), o sea, vivir con gran desacierto y total desatino. Se ha extendido tan profundo esa locura y desde hace tanto tiempo que hemos construido toda una red de ‘ayudas’, lo que llamo la industria de los escapes*, que es casi todo lo que nos rodea, casi todas las industrias, hasta las más nobles, para poder aguantar esa ‘cordura’ de lo común, que realmente es una locura que nos destruye. Pero no nos equivoquemos, los escapes y las ayudas son parte de lo mismo.
Y entonces ¿qué podemos hacer?
Y si quizás, en vez de aceptar, escapar o intentar encajar y mejorar dentro de esta locura, ¿rechazáramos todo esto? ¿Y si en vez de buscar ayuda, nos rebeláramos contra esta forma de vivir (la de cada uno de nosotros, la nuestra propia) y dijéramos: “No me quiero adaptar, no quiero sobrellevar, no quiero aguantar, no quiero aliviar mi sufrimiento, no quiero ser un poco más feliz, un poco más tolerante, un poco más de eso y un poco menos de aquello. No quiero nada que ver con todo esto, solo quiero ver si existe otra forma de vivir radicalmente distinta.”
Y así, rechazo todo este sistema, sencillamente porque veo que es una aberración, una falta de inteligencia aceptarlo. Veo que es dañino, veo que no tiene sentido. Probablemente no conozca otra forma de vivir, pero aún así, lo rechazo, por cordura quizás.
Tenemos que redescubrir, o simplemente descubrir, el arte y la esencia de la cordura, porque se ha perdido, porque hemos distorsionado su sentido, y ahora, en el ideario común, a la locura se le llama cordura.
Ser cuerdo de verdad es rebelarse contra toda esta estructura, o sea, un reto enorme y una auténtica locura. ¡Pero no hay otra opción!
* Tipos de escapes o actividades que usamos como escape: religión organizada, religiones nuevas, autoayuda, psicólogos, coaches, deporte, alimentación, entretenimientos varios y placenteros, política, trabajo excesivo, hiperactividad, etc.
Paloma Salvador Castro no es filósofa, psicóloga, artista o escritora. Es una simple sembradora de semillas para la reflexión y el conocimiento propio con el fin de descubrir si es posible otra forma de vivir y relacionarse en armonía, sin conflicto y sufrimiento.
Los artistas que forman parte de la exposición son: Alejandra de la Torre / pintura · Elia Torrecilla / performance · Ilaria Panci / fotografía · Javier Carpintero / pintura · Lorena Amorós / dibujos · Monique Bastiaans / performance colectiva · Pol Coronado / escultura · Raquel Lorca / instalación · Black Rabbit / gastronomía vegana
La presentación estará a cargo de la periodista y gestora cultural María Tomàs Garcia, la psicóloga y escritora Mireia Simó Rel y la comisaria Deva Sand.
Alejandra de la Torre.
“Perdiendo la cabeza”
Es curioso como “Perder la cabeza” puede tener un significado muy negativo o algo positivo.
No es lo mismo perder la cabeza en medio de un enfado, que perder la cabeza por alguien. En realidad, a los dos ejemplos los podríamos presentar de forma tanto positiva como negativa, según lo planteemos, pero lo que está claro es que el hecho de perder la cabeza tiene como base experimentar un sentimiento muy intenso.
Mucha gente opina que sentir de esta forma tan intensa siempre es negativo, o a veces simplemente que está mal visto, pero yo creo que sentir las cosas de forma intensa de vez en cuando es absolutamente necesario para poder equilibrarnos y vivir bien.
Hay veces que necesitamos explotar y crear la gran tormenta para después conseguir ese mar calmado y agradable.
Hay veces que hay que permitirse dejarse llevar totalmente aunque uno tenga miedo de lo que pueda pasar, pues en el peor de los casos, en el caso de que salga mal, igual descubres que tienes muchas mas herramientas de las que pensabas o a lo mejor es lo que necesitabas para poder aprender a tenerlas.
Pasar por la vida de puntillas quizás es menos arriesgado, pero vivir con intensidad y consciencia ciertos momentos te hace crecer como nada.
Alejandra de la Torre.
“Perdiendo la cabeza”
Es curioso como “Perder la cabeza” puede tener un significado muy negativo o algo positivo.
No es lo mismo perder la cabeza en medio de un enfado, que perder la cabeza por alguien. En realidad, a los dos ejemplos los podríamos presentar de forma tanto positiva como negativa, según lo planteemos, pero lo que está claro es que el hecho de perder la cabeza tiene como base experimentar un sentimiento muy intenso.
Mucha gente opina que sentir de esta forma tan intensa siempre es negativo, o a veces simplemente que está mal visto, pero yo creo que sentir las cosas de forma intensa de vez en cuando es absolutamente necesario para poder equilibrarnos y vivir bien.
Hay veces que necesitamos explotar y crear la gran tormenta para después conseguir ese mar calmado y agradable.
Hay veces que hay que permitirse dejarse llevar totalmente aunque uno tenga miedo de lo que pueda pasar, pues en el peor de los casos, en el caso de que salga mal, igual descubres que tienes muchas mas herramientas de las que pensabas o a lo mejor es lo que necesitabas para poder aprender a tenerlas.
Pasar por la vida de puntillas quizás es menos arriesgado, pero vivir con intensidad y consciencia ciertos momentos te hace crecer como nada.
Lorena Amorós.
COSMIC EXILE
El proyecto COSMIC EXILE se enmarca en la investigación que llevo desarrollando en los últimos años sobre la incidencia del género de la Ciencia Ficción y los productos de serie B en la cultura contemporánea. Los dibujos recrean un imaginario metafórico de nuestras vivencias actuales combinando distintas iconografías retrofuturistas procedentes de portadas de Pulps y Space-Operas. A partir de estas imágenes reelaboro los elementos que las configuran, así como los mensajes originarios con la intención de crear una distopía que irónicamente encuentre similitudes con el momento en el que nos encontramos. Pues en este tiempo de confinamiento debido a la pandemia generada por el Covid-19, el futuro nos parece un tiempo no habitable lleno de contradicciones. En este sentido, las obras que integran el proyecto son un guiño a nuestra realidad presente. Escenas de vivencias que resultan extraordinarias y comunes al mismo tiempo porque se ha convertido en habitual lo que en términos históricos es radicalmente insólito. Todas ellas son experiencias sentidas colectivamente que forman parte de la conciencia de habitar un mundo diferente al de nuestros antepasados.
Lorena Amorós.
COSMIC EXILE
El proyecto COSMIC EXILE se enmarca en la investigación que llevo desarrollando en los últimos años sobre la incidencia del género de la Ciencia Ficción y los productos de serie B en la cultura contemporánea. Los dibujos recrean un imaginario metafórico de nuestras vivencias actuales combinando distintas iconografías retrofuturistas procedentes de portadas de Pulps y Space-Operas. A partir de estas imágenes reelaboro los elementos que las configuran, así como los mensajes originarios con la intención de crear una distopía que irónicamente encuentre similitudes con el momento en el que nos encontramos. Pues en este tiempo de confinamiento debido a la pandemia generada por el Covid-19, el futuro nos parece un tiempo no habitable lleno de contradicciones. En este sentido, las obras que integran el proyecto son un guiño a nuestra realidad presente. Escenas de vivencias que resultan extraordinarias y comunes al mismo tiempo porque se ha convertido en habitual lo que en términos históricos es radicalmente insólito. Todas ellas son experiencias sentidas colectivamente que forman parte de la conciencia de habitar un mundo diferente al de nuestros antepasados.
Javier Carpintero.
«Penitencia»
Cuántas veces me habrán dicho: ¿pero tú estás loco? Suele ser un comentario normal tras ver mis pinturas al que ya me he acostumbrado. Desde hace varios años mi obra parte de la apropiación de obras de los maestros del Barroco, que copio minuciosamente al óleo para después pasar a cortarlas en trocitos. Un ritual de sacrificio que no sé si tiene más de valentía o de cobardía ante la asunción de una derrota frente a los clásicos.
Esos pedazos fragmentados -casi diseccionados- son recolocados en un nuevo orden, y como en un juego de rompecabezas mal resuelto, la lectura de la imagen original se complica y puede llegar a molestar, como lo hacen las interferencias en una pantalla.
Los motivos escogidos entre las estampas de la historia del arte siempre tienen que ver con ese proceso de aniquilación, no solo de la imagen sino también del proceso, y forman series temáticas: decapitaciones, suicidios, martirios,….o la última “Penitencias”, llenas de santos “locos” que se retiran al desierto en compañía de tan solo un cráneo para reflexionar sobre su existencia y el sentido de la vida. Vanitas vanitatum et omnia vanitas.
Javier Carpintero.
«Penitencia»
Cuántas veces me habrán dicho: ¿pero tú estás loco? Suele ser un comentario normal tras ver mis pinturas al que ya me he acostumbrado. Desde hace varios años mi obra parte de la apropiación de obras de los maestros del Barroco, que copio minuciosamente al óleo para después pasar a cortarlas en trocitos. Un ritual de sacrificio que no sé si tiene más de valentía o de cobardía ante la asunción de una derrota frente a los clásicos.
Esos pedazos fragmentados -casi diseccionados- son recolocados en un nuevo orden, y como en un juego de rompecabezas mal resuelto, la lectura de la imagen original se complica y puede llegar a molestar, como lo hacen las interferencias en una pantalla.
Los motivos escogidos entre las estampas de la historia del arte siempre tienen que ver con ese proceso de aniquilación, no solo de la imagen sino también del proceso, y forman series temáticas: decapitaciones, suicidios, martirios,….o la última “Penitencias”, llenas de santos “locos” que se retiran al desierto en compañía de tan solo un cráneo para reflexionar sobre su existencia y el sentido de la vida. Vanitas vanitatum et omnia vanitas.
Black Rabbitt. (La chef vegana de Calima)
Un abrazo delicado y profundo a la tierra y a sus frutos. Texturas y sabores que invitan al tacto, al contacto físico. Aquí los alimentos son para ser sentidos con la yema de los dedos, recordando que el acto de comer es, ante todo, un ritual sensorial. En cada bocado reside una reinterpretación de lo tradicional, donde viejas recetas adquieren una vida renovada. Tal vez se trate de una danza armoniosa entre lo antiguo y lo contemporáneo, un puente entre generaciones, plasmado en el sabor de cada plato. Pensar en comer es evocar una experiencia catártica, donde cada plato tiene una historia, una memoria y conciencia. Un acto que culmina en un sentimiento de plenitud y satisfacción que reafirma nuestra identidad personal. Black Rabbit entiende la cocina como un refugio, un laboratorio holístico desde el cual se trabaja con la lógica del ciclo natural que es un estímulo para nuestros sentidos y una caricia para el alma. Una respetuosa llamada a regresar a nuestras raíces, a reconectar, a resignificar y, sobre todo, a seguir sanando.
Black Rabbitt. (La chef vegana de Calima)
Un abrazo delicado y profundo a la tierra y a sus frutos. Texturas y sabores que invitan al tacto, al contacto físico. Aquí los alimentos son para ser sentidos con la yema de los dedos, recordando que el acto de comer es, ante todo, un ritual sensorial. En cada bocado reside una reinterpretación de lo tradicional, donde viejas recetas adquieren una vida renovada. Tal vez se trate de una danza armoniosa entre lo antiguo y lo contemporáneo, un puente entre generaciones, plasmado en el sabor de cada plato. Pensar en comer es evocar una experiencia catártica, donde cada plato tiene una historia, una memoria y conciencia. Un acto que culmina en un sentimiento de plenitud y satisfacción que reafirma nuestra identidad personal. Black Rabbit entiende la cocina como un refugio, un laboratorio holístico desde el cual se trabaja con la lógica del ciclo natural que es un estímulo para nuestros sentidos y una caricia para el alma. Una respetuosa llamada a regresar a nuestras raíces, a reconectar, a resignificar y, sobre todo, a seguir sanando.
Elia Torrecilla.
«Memorias de más abajo»
Una performance que propone un paseo por los límites situados entre la cordura y la locura. Elia Torrecilla rescata algunos pasajes de la vida-obra de Leonora Carrington para plantear un recorrido marcado por delirios de grandeza y sumisión, donde el arte es igual a vida y la locura la única vía para ser libre.
Duración: 20-30 min aprox.
A los dos años de edad, dando sus primeros pasos, se perdió. Cuando tenía seis, una ola la mantuvo durante unos minutos a la deriva. Quizá fuera un presagio. Hoy sigue caminando sin rumbo. Flâneur, ciberflâneur, phoneur… es una detective que persigue lo invisible. Es una con las ondas sonoras, la textura del asfalto, los olores a tierras húmedas y el sabor del mundo. Recolectora de huellas, rastreadora y coleccionista de grietas. Está dentro y fuera. Como una planta de aire o caracola terrestre, va y viene pisando tierra. Aunque autóctona de la cueva, es nómada desde los 17, y hasta hoy, exploradora del abismo. Hija única y acostumbrada a jugar sola, busca el placer de la diferencia en las colaboraciones fraternales. Y cósmicas. Se transformo en otras para viajar en el tiempo. Transita límites. Se des-limita, des-hace, des-arte.
Elia Torrecilla.
«Memorias de más abajo»
Una performance que propone un paseo por los límites situados entre la cordura y la locura. Elia Torrecilla rescata algunos pasajes de la vida-obra de Leonora Carrington para plantear un recorrido marcado por delirios de grandeza y sumisión, donde el arte es igual a vida y la locura la única vía para ser libre.
Duración: 20-30 min aprox.
A los dos años de edad, dando sus primeros pasos, se perdió. Cuando tenía seis, una ola la mantuvo durante unos minutos a la deriva. Quizá fuera un presagio. Hoy sigue caminando sin rumbo. Flâneur, ciberflâneur, phoneur… es una detective que persigue lo invisible. Es una con las ondas sonoras, la textura del asfalto, los olores a tierras húmedas y el sabor del mundo. Recolectora de huellas, rastreadora y coleccionista de grietas. Está dentro y fuera. Como una planta de aire o caracola terrestre, va y viene pisando tierra. Aunque autóctona de la cueva, es nómada desde los 17, y hasta hoy, exploradora del abismo. Hija única y acostumbrada a jugar sola, busca el placer de la diferencia en las colaboraciones fraternales. Y cósmicas. Se transformo en otras para viajar en el tiempo. Transita límites. Se des-limita, des-hace, des-arte.
Monique Bastiaans.
«Basta»
Durante años me he preguntado si la asertividad es compatible con la espiritualidad.
Pensaba que ser comprensiva y compasiva podría dificultar la firmeza que a veces necesitamos para posicionarnos y defender nuestros intereses. Al final he llegado a la conclusión que espiritualidad y contundencia son compaginables, de hecho se complementan.
Aquí en Calima, un centro espiritual por excelencia, os quiero proponer una acción colectiva liberadora.
Según los textos yóguicos las emociones fuertes como la ira, el miedo, la frustración, etc. se consideran emociones negativas, obstáculos que se deben superar.
Te invitamos a salir de tu zona de confort y a transformar firmemente cualquier bloqueo, hartazgo, emoción negativa o frustración que puedas estar experimentando. Atrévete a decir basta, a decir no, a pegar tu puño encima de la mesa.
La forma de un puño puede parecer algo agresivo pero en el Yoga un puño cerrado es un Mudra muy poderoso: el Mushti Mudra, que representa fuerza, poder y determinación. (Un mudra es un gesto o posición de la mano que se utiliza para añadir profundidad a la práctica del yoga o la meditación)
La fuerza liberada en esta acción, se materializa en un objeto poderoso. Tu Mushti Mudra transforma el barro blando en escayola firme.»
Monique Bastiaans.
«Basta»
Durante años me he preguntado si la asertividad es compatible con la espiritualidad.
Pensaba que ser comprensiva y compasiva podría dificultar la firmeza que a veces necesitamos para posicionarnos y defender nuestros intereses. Al final he llegado a la conclusión que espiritualidad y contundencia son compaginables, de hecho se complementan.
Aquí en Calima, un centro espiritual por excelencia, os quiero proponer una acción colectiva liberadora.
Según los textos yóguicos las emociones fuertes como la ira, el miedo, la frustración, etc. se consideran emociones negativas, obstáculos que se deben superar.
Te invitamos a salir de tu zona de confort y a transformar firmemente cualquier bloqueo, hartazgo, emoción negativa o frustración que puedas estar experimentando. Atrévete a decir basta, a decir no, a pegar tu puño encima de la mesa.
La forma de un puño puede parecer algo agresivo pero en el Yoga un puño cerrado es un Mudra muy poderoso: el Mushti Mudra, que representa fuerza, poder y determinación. (Un mudra es un gesto o posición de la mano que se utiliza para añadir profundidad a la práctica del yoga o la meditación)
La fuerza liberada en esta acción, se materializa en un objeto poderoso. Tu Mushti Mudra transforma el barro blando en escayola firme.»
Raquel Lorca.
«Eres un gallina».
Como filóloga y artista, mi aportación o granito de arena a “La locura lo cura” llega a través del lenguaje y del uso que hacemos del mismo. De cómo las palabras pueden tener una función sanadora o condenatoria dependiendo del uso que hagamos de ellas. El lenguaje se utiliza para entender y darle forma al mundo que nos rodea, ya que el ser humano es el único que puede utilizarlo, hagámoslo de una manera positiva y liberadora.
Con mi obra invito, a través de la palabra, a iniciar un viaje personal en el universo colectivo del lenguaje y a intentar cambiarlo, para así descubrir nuevas realidades, nuevas formas de entendernos. Cuestionarnos palabras, refranes, dichos, que siempre han estado ahí, con todo su poder, haciéndonos débiles, pero nunca enfrentándonos a esas palabras.
Le doy la mano al espectador para salir de esta locura en la que vivimos y para que sea capaz de crear su propio mundo y realidad. Un mundo en que los hombres no tienen que ser fuertes, ni las mujeres virtuosas, en el que objetos cotidianos pueden desempeñar funciones desconocidas y en el que podemos jugar a ser dioses de la creación de un mundo sano y feliz. Atrévete a jugar, no tienes nada que perder y mucho que ganar ¿Qué es real y qué es ficticio? ¿Quién le da valor a las cosas? ¿No es todo un juego de poder? ¡Pues hagamos las reglas de nuestro juego!
Raquel Lorca.
«Eres un gallina».
Como filóloga y artista, mi aportación o granito de arena a “La locura lo cura” llega a través del lenguaje y del uso que hacemos del mismo. De cómo las palabras pueden tener una función sanadora o condenatoria dependiendo del uso que hagamos de ellas. El lenguaje se utiliza para entender y darle forma al mundo que nos rodea, ya que el ser humano es el único que puede utilizarlo, hagámoslo de una manera positiva y liberadora.
Con mi obra invito, a través de la palabra, a iniciar un viaje personal en el universo colectivo del lenguaje y a intentar cambiarlo, para así descubrir nuevas realidades, nuevas formas de entendernos. Cuestionarnos palabras, refranes, dichos, que siempre han estado ahí, con todo su poder, haciéndonos débiles, pero nunca enfrentándonos a esas palabras.
Le doy la mano al espectador para salir de esta locura en la que vivimos y para que sea capaz de crear su propio mundo y realidad. Un mundo en que los hombres no tienen que ser fuertes, ni las mujeres virtuosas, en el que objetos cotidianos pueden desempeñar funciones desconocidas y en el que podemos jugar a ser dioses de la creación de un mundo sano y feliz. Atrévete a jugar, no tienes nada que perder y mucho que ganar ¿Qué es real y qué es ficticio? ¿Quién le da valor a las cosas? ¿No es todo un juego de poder? ¡Pues hagamos las reglas de nuestro juego!
Pol Coronado.
«YOU»
En cuanto a mi obra, mi objetivo es navegar alrededor de la mismísima salida de cualquier zona de confort. Traspaso esa puerta de salida y me adueño de los residuos del confort ajeno, de esos materiales rechazados y unidos al consumo, obviados porque ya parece que no valen, pero que a mí me sirven. Y los retuerzo, los manoseo y luego muestro el resultado para provocar el pasmo y la reflexión.
Hay quien dice que soy valiente, que estoy loco, que soy libre o que “lo mío no decora”. Todos dicen la verdad, pero todos están equivocados: lo que hago es para los demás y mi trabajo es prácticamente filantrópico.
La comodidad es preciosa para todos, pero ¿a costa de qué? Desde luego, creo que todos necesitamos de una sanación adecuada, yo el primero. Pero por favor, en condiciones confortables.
Pol Coronado.
«YOU»
En cuanto a mi obra, mi objetivo es navegar alrededor de la mismísima salida de cualquier zona de confort. Traspaso esa puerta de salida y me adueño de los residuos del confort ajeno, de esos materiales rechazados y unidos al consumo, obviados porque ya parece que no valen, pero que a mí me sirven. Y los retuerzo, los manoseo y luego muestro el resultado para provocar el pasmo y la reflexión.
Hay quien dice que soy valiente, que estoy loco, que soy libre o que “lo mío no decora”. Todos dicen la verdad, pero todos están equivocados: lo que hago es para los demás y mi trabajo es prácticamente filantrópico.
La comodidad es preciosa para todos, pero ¿a costa de qué? Desde luego, creo que todos necesitamos de una sanación adecuada, yo el primero. Pero por favor, en condiciones confortables.
Ilaria Panci.
«One Way»
A la edad de 5 años ya sabía que iba a viajar por todo el mundo. Mis padres me miraban raros porqué ellos no tenían ni pasaporte y no entendían desde donde podría salir una idea así grande desde una niña así pequeña. Una locura alguien diría. Y así fue…mi locura que curó mi alma y todavía sigue haciéndolo es el viaje. Viajar para mi es una filosofía de vida que va mucho más allá de ir a un lugar. Es un algo que tengo adentro de mi estomago y que me llama. Y yo a este instinto nunca pude resistir. Viajando con una cámara entre mi misma y la realidad siento que me estoy sanando. Y por esto que desde el 2009 soy nómada y voy dejando trozos de mi corazón en mucho rincones de este planeta y en los ojos de las almas única cruzan mi camino.
“One way” es una recopilación de mis mejores fotos que tomé en India, Thailandia y Birmania. Un viaje que hice durante un año y medio en solitaria con mi Canon 5d.
Buen viaje a todos.
Ilaria Panci.
«One Way»
A la edad de 5 años ya sabía que iba a viajar por todo el mundo. Mis padres me miraban raros porqué ellos no tenían ni pasaporte y no entendían desde donde podría salir una idea así grande desde una niña así pequeña. Una locura alguien diría. Y así fue…mi locura que curó mi alma y todavía sigue haciéndolo es el viaje. Viajar para mi es una filosofía de vida que va mucho más allá de ir a un lugar. Es un algo que tengo adentro de mi estomago y que me llama. Y yo a este instinto nunca pude resistir. Viajando con una cámara entre mi misma y la realidad siento que me estoy sanando. Y por esto que desde el 2009 soy nómada y voy dejando trozos de mi corazón en mucho rincones de este planeta y en los ojos de las almas única cruzan mi camino.
“One way” es una recopilación de mis mejores fotos que tomé en India, Thailandia y Birmania. Un viaje que hice durante un año y medio en solitaria con mi Canon 5d.
Buen viaje a todos.